Coronado hace siete decadas
ve el reinado decaer.
Se pasea por jardines laberínticos,
el Rey, meditando sobre la vida.
"Poca es..." Piensa
Pero lo que en realidad le pesa
no son los años,
sino el hilado de oro de su bata real,
y las espinas doradas sobre su cabeza.
Una última orden real,
un favor pago, para
terminar con la falsedad.
Traición. Asesinato. Secreto.
La espalda le arde.
Pero no es su pronunciada joroba.
Siente humedad que le baja por las vertebras.
Sonríe.
Sabe que el momento llegó.
Las rosas florecieron.
Los petalos rojos ruedan por el aire
Los petalos púrpuras acarician su espalda.
Convirtiendose lentamente en liquido,
mientras el filo abandona la piel.
Una última brisa acaricia su rostro
cubierto en dolor y sonrisa.
Acompaña y esconde el eco de
pasos acelerados que se alejan.
El cómplice, el mercenario, el asesino.
Lucas Craig – 24/10/11